Una vez más voy a utilizar uno de mis recursos habituales a la hora de escribir posts: el uso de las secciones.
Y hoy le toca a mi sección: COSAS QUE DIVIDEN AL MUNDO.
Una vez más voy a utilizar uno de mis recursos habituales a la hora de escribir posts: el uso de las secciones.
Y hoy le toca a mi sección: COSAS QUE DIVIDEN AL MUNDO.
¿Sabes la típica escena en la que tú vas a aparcar el coche y, aunque haya sitio como para que aparquen dos camiones, un autobús y un transatlántico, un amable jubilado considera que tiene que darte indicaciones y se pone a bracear cual azafata de Iberia dando instrucciones de supervivencia por si acaso el avión colapsa?
Cuando tenía quince añitos, una pipiola en edad de merecer (qué antigua es esta frase, por Dios jajaja), sucedió una tragedia de consecuencias inimaginables.
Te estoy oyendo, estás pensando: “Ya está otra vez esta tía con sus exageraciones a efectos literarios”
Pues nada, que ya se ha pasado el año.
¿Qué año?, me preguntarás. Y harás bien, porque realmente es como si nunca hubiera existido el 2020. De hecho, yo niego (y sé que mucha gente también) haber cumplido años, porque si no se puede celebrar ni compartir, pues una no cumple y punto pelota.