En la riqueza y en la pobreza

En la riqueza y en la pobreza

Hace no mucho salió la noticia de que iban a quitar las cabinas de las calles de este mi país. Y el tuyo. Y cada vez el de más gente…

Perdona, pero con eso de que estamos en campaña electoral me he contagiado un poco del espíritu propagandístico. Juro que ha sido sin querer, mi subconsciente me ha querido hacer la puñeta, que conscientemente no es un tema del que quiera hablar.

Que bien sabe Dios y la Virgen del abrigo de pana que me aburren soberanamente los rifirrafes políticos y el y “tú mas”.

Prefiero retomar lo que es verdaderamente importante y transcendental, la desaparición de esos espacios tan útiles, que tan buenos momentos nos han dado y tantas veces hemos utilizado.

A veces por necesidad de hacer una llamada pero otras muchas simplemente para tener intimidad….que cuando solo había un teléfono góndola en casa y estaba en el salón, ya me dirás tú si podías hablar con tranquilidad y sin que nadie te oyera.

Misión imposible, como para contar secretos ?

Luego ya llegaron los inalámbricos y pasamos a tener uno en la habitación, con lo que podías gozar de algo más de privacidad.

Pero siempre vivías con el miedo interno de que tu madre descolgara el otro y escuchara tus conversaciones sobre chicos, fiestas y pecados varios.

Pensando en todo esto me retrotaigo a mis años jovenzanos y me maravilla la capacidad que teníamos de comunicarnos sin la existencia de móviles.

Quedábamos con las amigas a una hora, en un punto concreto y una vez que habías salido de casa aceptabas el riesgo de que surgiera algún contratiempo en el camino y no pudieras avisar.

Aún recuerdo ese día en el que quedamos mi amiga Cristina y yo para subir al Rollo, la zona de Zaragoza por la que salíamos en aquel entonces, y estuve esperándola durante una hora.

¡UNA HORA!

Eterna se hizo.

Sin saber si venía o no, si se había dormido, si había tenido un accidente (aquí me pongo en plan agorero de madre), si la habían raptado por el camino o si había sido abducida por un ejército de extraterrestres para investigar con su cuerpo.

Por supuesto, yo que soy la puntualidad hecha persona, me iba cabreando más y más por momentos, y cuando pasó la hora decidí irme yo sola de marcha. ¡Ea!, con un par.

Debí pensar: “bueno, ya me encontraré con alguien”.

Y allá que me fui.

Te estarás preguntando: ¿Y qué le pasó a tu amiga????

Bueno, la explicación llevaría bastante tiempo y varios posts porque la realidad es que lo que le había pasado era fundamentalmente….

¡NADA! ¡N-A-D-A! ¡NADAAAAAAAAAAAA! 

Ahí apareció la tía con toda su pachorra más de una hora después, que se le había hecho tarde.

¿Tarde? Tarde son 10 minutos, no medio siglo después. Amos hombre, casi me la como viva.

Y eso que estaba acostumbrada a su impuntualidad innata, de serie, pero aquello sobrepasó por mucho los registros conseguidos hasta la fecha y batió el récord más absoluto de desconsideración para con otra persona que, en su infinita bondad, la esperaba confiando en su buena intención.

En fin…han pasado como 25 años de aquel episodio y ya estoy a puntito, a puntito de perdonarla, me queda un tris, es lo que tiene no ser nada rencorosa ???

Es broma, la perdoné aquella misma noche aunque la tuve en un sinvivir un buen rato castigándola con mi indiferencia. Luego un par de bailoteos, unas risas, un ya te vale la próxima vez te vas a enterar, y aquí paz y después gloria.

Que para eso somos amigas, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la desfachatez de dejarme plantada y en la capacidad de hacerme la ofendida un tiempo prudencial.

Y aquí seguimos muuuuchos años después manteniendo la amistad. A pesar de la distancia, a pesar de llevar vidas muy distintas, a pesar de no vernos o hablar muy a menudo.

Pero eso es lo bonito de las buenas amistades, que puedas reencontrarte después de tanto tiempo y que parezca que nada ha cambiado. Y que el cariño permanezca intacto.

Que sepas que puedes contar con esas personas si lo necesitas. Que no les tengas en cuenta que no se acuerden de tu cumpleaños o te feliciten un mes más tarde (ejem ejem).

Porque tú te acuerdas de ellas, y ellas de ti. Y lo sabes.

Y espero que algunas de esas amigas se unan a mí cuando seamos viejitas, se despeinen y se tiñan el pelo conmigo. Y entre todas formar un arcoíris capilar.

¿Os apuntáis amigas mías? Si es así ponedlo en los comentarios con firma y sello para que quede constancia y no os podáis echar atrás!

Y si alguno de mis amigos se atreve también….¡bienvenido será! ?

¡Feliz día! ?

PD: Si te apetece comentar algo me encantará leerlo! 

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Genial, te apunto a la lista! Luego no vale echarse atrás eh? Si por un casual te quedas calvo haremos un graffiti de colores jajaja

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