La voz de la conciencia

La voz de la conciencia
Siempre he sido bastante valiente, lo que se suele llamar echada pa’lante. Para la vida quiero decir. Porque para otras cosas varias (como ya sabrás si me sigues y lees mi blog) tales como atracciones de feria, pelis de miedo o hacerme la manicura, soy una cagada de la vida.
Si no has leído los posts en los que hago referencia a estos temas te dejo aquí los enlaces, y así puedes reírte un rato de mis traumitas, que tenerlos los tengo, como todo el mundo: Lo confieso , Qué pastilla eliges y Yes you can.
El caso es que, en lo que es el día a día, nunca me han echado para atrás ni los cambios ni tomar ciertos riesgos. Sobre todo laborales. Vamos, que he cambiado de trabajo unas cuantitas de veces en mi vida, lo cual, definido según mi madre vendría a significar que soy un “culo inquieto”.
De hecho, la última vez que le notifiqué que me volvía a cambiar de empresa su contestación fue:
“Pues nada hija mía, a ver cuánto te dura esta vez”
No digo más. Así de asumida tenía mi familia mi necesidad vital de experimentar cambios y vivir nuevas experiencias que nutrieran aún más si cabe mi, ya de por sí extenso curriculum vitae.
Sí, ese que cuando ven la mayoría de solícitos trabajadores de Recursos Humanos, suele provocar comentarios del tipo:
“¡Uy! Muchos trabajos ha tenido esta, algo le debe de pasar…”

Porque sí, chica, resulta que en este nuestro país no está nada bien visto eso de que tú tengas ambiciones e inquietudes y busques tu camino de una empresa a otra. Parece significar que eres rarita y que alguna tara tienes.
A ver, que sí, que mis taras tengo, ya lo he reconocido otras veces. Pero no precisamente esa.
De hecho, fíjate tú si tenía yo bien arraigada la típica creencia del trabajo para otros, a ser posible fijo y para toda la vida, que yo no dejaba de preguntarme a mí misma por qué me pasaba eso de no aguantar en un trabajo más de un tiempo determinado (tres años era mi récord).
Hasta que descubrí lo que realmente quería hacer y entonces lo entendí todo ?
¿No te ha pasado a ti esto que te comento? ¿Estar trabajando en un sitio pero sentir un gusanillo interior que te dice que ese no es tu lugar? ¿O tener una relación y a la vez oír como una voz interna que te insiste en que no deberías estar allí, con esa persona?
¡ATENCIÓN! ¡CUÑA PUBLICITARIA!
Si quieres saber más sobre voces internas y además quieres pasarlo bien y reírte un rato te invito a leer mi libro “Diario de una despeinada”.
Perdón por este momento de atraco al estilo “he venido aquí para hablar de mi libro”, pero es que me venía que ni pintado ?
Porque realmente creo que todos tenemos esa vocecita interna, que en muchas ocasiones nos habla y a la que pocas veces hacemos caso…llámala intuición, llámala voz de la conciencia, llámala sexto sentido, llámala Mari Pili…
Pero sabes de qué te estoy hablando ¿a qué sí?
A mí me gusta creer que es la voz del corazón y que es sabia por naturaleza. Y no sé por qué razón, solemos ignorarla, sobre todo si entra en conflicto con nuestra mente y con todos esos “tengo que”, “debería de” o “lo correcto sería esto o lo otro”.
Yo te invito a empezar a escucharla un poquito más. Y a observar cuánta paz contigo misma consigues cada vez que lo haces. Solo prueba…
¿Te animas? ?

¡Feliz día, despeinad@! ?
PD: Si te apetece comentar algo ¡me encantará leerlo!
Hola, ja, ja, qué razón oye!!!
Cada mañana, cuando me levanto, pienso lo mismo… ¿no estaría mejor ejerciendo de lo que llevo años pensando?… Pues mira que a mí me resulta difícil ejecutar ésto….. Hay que hacer caso, pero cuestaaaaaa….
Y qué hacemos. En fin, seguir leyéndote y a ver si me animo, ja, ja.
Abrazo
Bueno se puede empezar pasito a pasito! Tampoco hace falta dejarlo todo y lanzarse al vacío, todo con cabeza claro jaja. Pero si hay algo que realmente te apasiona yo te animo a que no lo ignores…¡es maravilloso vivir de tu pasión!
Un besazo guapa!