Y tú ¿cómo quieres vivir?

Y tú ¿cómo quieres vivir?
A los 11 años aproximadamente protagonicé el primero de los muchos actos de rebeldía que, según mi madre, han sido una constante en mi vida.
¿Y cómo comencé mi exitosa carrera de rebelde way?
Pues escapándome de casa. Como lo oyes, a tan tierna edad decidí que no estaba de acuerdo con un castigo injusto, cogí las de Villadiego y me largué sin mirar atrás.
Ahora te estás imaginando una criaturica, con un petate al hombro o una maleta de piel de las de antes (las que ahora les pones 4 pegatinas y se convierten en vintage) en su mano, la mirada triste y perdida y caminando sin rumbo por calles llenas de peligros inciertos.

Que imagen tan bucólica….?
Bien sabe Dios que siento romper esta ensoñación de película, pero la realidad es que todo lo lejos que llegué, fue a casa de mi abuela que vivía en la calle de al lado. Que aunque no lo parezca, yo intenté ponerlo difícil para que no me encontraran ¿eh?
Que lo fácil y más evidente habría sido refugiarme en casa de mi tía, con la que tenía más relación y vivía también en el portal contiguo. Pero ya con esos años me dio la cabecica para urdir un plan malévolo y hacer que mi madre invirtiera más tiempo en mi búsqueda.
Vamos, que lo que le podía haber costado 2 minutos le costó 3. Sí sí, pero que no me encontró a la primera y con esa satisfacción me quedé. Después me cogió de las orejas, me llevó de vuelta a casa y me dobló el castigo.
¿No querías taza? ¡Pues taza y media! ?
En fin, que mi aventura fue breve pero ya auguraba un futuro de inconformidad y continuos desafíos a la ley establecida. En este caso, ley era la de mi querida madre y su:
Mientras estés en esta casa ¡cumplirás mis normas!
¿Y para qué están las normas? ¡Para romperlas!, debió gritar mi diablillo interior.
Así que a los 16 dejé de ir a misa. Que tú dirás, pues vaya hazaña.
Claro, se nota que no has vivido en mi casa. Aquello era la mayor afrenta familiar que podías hacer!
«¡Sacrílega! ¡Hereje!»,me gritaban al pasar (Nota: esto es una exageración para darle vidilla a la historia, no se lo vaya nadie a tomar al pie de la letra que hay gente pá tó….)
Y poco más tarde me hice un tatoo. Ahí, desafíando a la muerte.
Y ya para rematarla, me fui de casa. Pero no para casarme como debe ser, y como debían hacer las jovencitas de bien, no. Me fui porque sí.
A vivir mi viiiida, lalalalaaaaaaa (grande Marc Anthony).
Me presenté con 4 cajas de cartón y con mi amigo Roberto que me ayudó con la «mudanza», metí mis pertenencias y ¡hasta luego Lucas!
Hordas de gente ofendida por mi osadía me esperaba a la salida para hacerme un escrache sin precedentes:
¡Pecadora de la pradera! Condemorrrrrr!!!
Pero yo muy digna y haciendo alarde de una voluntad de hierro no me dejé amedrentar y abandoné mi hogar. Esta vez definitivamente y no como en el amago de mi infancia.
Podría contarte muchas más historias…pero las dejamos para otro día jeje.
Aunque ya te puedes hacer a la idea de que así ha seguido mi vida, tomando decisiones muchas veces incomprendidas y enjuiciadas por mi entorno, pero que han hecho de mí la persona que soy hoy en día….Efectivamente, la friky que estás leyendo ?
Y es que no podemos ser como otros quieren que seamos, ni vivir la vida que se supone que deberíamos, ni seguir el guión que alguien ha escrito para nosotros…
¿Pues no es mucho más divertido vivir nuestra propia película? Aunque nos equivoquemos, tropecemos, caigamos….lo importante es saber rectificar, aprender, levantarse.
Cuestionar si donde estamos es donde queremos estar, y si no es así, hacer algo por cambiarlo. Las veces que sea necesario, no importa, porque mientras estemos vivos tendremos una nueva oportunidad.
Y tú, ¿cómo quieres vivir?

Yo soy una despeinada de la vida, ¿me acompañas?
¡Feliz día! ?
PD: Si te apetece comentar algo me encantará leerlo! ?
¡¡¡¡ Casa vez me gusta más esta friki…jeje..no he podido dejar de sonreír!!! eso es cariño vivir la vida y despeinarse…yo soy esa pecadora de la pradera ..a vivir y a tropezar…me sumo a tu rollo!!! mil besos ..como siempre maravillosa!
Que bien que me acompañes Carmen, yo encantada ya lo sabes! Besos mil!
Muy bueno, realmente quienes te conocemos bien sabemos que pudiste ser capaz de eso y de más. Muy auténtico y muy en tu línea…no cambies! 😉
Jeje a veces soy un poco kamikaze…bendita paciencia que tenéis conmigo a veces, ¡te quiero!